Lejos ha quedado el desprestigio histórico de este tipo de variedad, la Garnacha. La razón por la que se consideraba una uva menor era por ser apreciada como una uva utilizada para el vino de ensamblaje y, si bien aún en muchos casos cumple esa función de mezcla con otros vinos, se han conseguido grandes vinos a partir de esta uva, hoy exponente principal de nuestros vinos cuando se busca la elegancia.
Este tipo de uva tiene distintas variedades de las que destacan dos: la tintorera y la tinta. La primera es la que realiza principalmente ese papel de mezcla mencionado, ya que posee características muy apropiadas para ello: una pulpa coloreada y alto contenido en taninos.
No obstante, es la variedad de Garnacha Tinta la que ha resultado ser la segunda variedad de uva tinta más cultivada en todo el mundo y en España, dado que se encuentra en más de 240.000 hectáreas del país.
Para ser más concretos, geográficamente se encuentra Garnacha principalmente en Navarra, Cataluña, Madrid, parte de Levante y La Mancha. A modo de curiosidad histórica, en Murchante, Navarra, a mediados de 1970, se comenzaron a desplantar todas las cepas de este tipo para cultivar otras foráneas; sin embargo, a los pocos años, no tuvieron más remedio que volver a replantarlas debido a la gran demanda de esta variedad.
Centrándonos en lo representativo de su cepa, lo que más destacan sus productores son su resistencia a la sequía, plagas y a las enfermedades. En cuanto a la uva, es negra, de piel fina y pulpa jugosa. Estas características hacen que, en general, sus vinos son vigorosos, de color escaso y granate, su cuerpo es poco ácido y, si proceden de lugares soleados, son vinos de una elevada graduación alcohólica.
La propiedad que le perjudica es su alta oxidabilidad y su rápida maduración, lo que provoca la difícil vinificación en caldos que no sean aptos para la crianza, y por ello en algunas zonas se elaboran con este varietal vino rancios o de postre. Sin embargo, a partir de cepas viejas y en suelos adecuados se han conseguido grandes vinos, como L’Ermita de Alvaro Palacios y L’Espectacle de René Barbier.
