Cuando hablamos de whisky siempre nos referimos al malteado, pero ¿sabemos exactamente qué es?

Podríamos definir el proceso de malteado como la infusión, germinación y calentamiento de la cebada con el objetivo de conseguir la parte más importante del grano: el almidón. Éste está presente en el endospermo de la semilla y es su principal fuente de energía. Cuanto más almidón tenga un grano, más azúcar poseerá y, por lo tanto, más alcohol conseguiremos. El proceso de malteado libera las enzimas que acaban con el almidón y lo convierten en azúcar.

Al infusionar la cebada con agua, su nivel de hidratación aumenta y empieza a germinar. En este proceso es importante remover la cebada para que todos los granos tengan un crecimiento semejante.

Una vez se alcanza el estado deseado de germinación, debe impedirse que gaste energía y que cree raíces. Para conseguirlo, aplicamos calor para frenar el proceso natural y evitar, así, que consuma todo el almidón. Éste proceso lo hacemos secando la cebada usando humo.

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