Hoy os queremos hablar de por qué las botellas de cava o champagne tienen esa forma tan «peculiar» y distinta a las botellas de los «vinos tranquilos».
¿Qué es lo que podemos observar cuando sostenemos una botella de un espumoso en la mano?
La botella pesa mucho.
El fondo de la botella se «dobla» hacia el interior.
Y si lo abrimos notamos una notable salida de presión.
La forma de estas botellas no se debe a ninguna tendencia ni a ningún tipo de estilismo, como tampoco a una mejor estabilidad, ni facilitar el momento de servir el espumoso.
Realmente se debe a que durante el proceso de fermentación, y en concreto en la segunda fermentación, hay un incremento de presión dentro la botella. Al final del proceso, la presión en el interior de una botella de estos vinos es de 4 atm, lo que equivale a la presión de una rueda de camión, es decir, una «bomba»!. Tan solo con un pequeño golpe en la base con un cristal fino podría provocar una auténtica explosión.
Para evitar posibles desastres se optó por emplear un cristal más grueso y con una base que fuera hacia el interior (cóncava), ya que de esta manera se consigue aumentar la superficie de cristal y así disminuir la presión sobre las paredes y la base de la botella, aumentando la resistencia total de la botella y redistribuyendo la presión para evitar una explosión.
Resumiendo, el diseño de la botella se debe a la presión, así resiste a ella. En cualquier caso, cuando abrimos una botella de un vino espumoso hay que ir con especial cuidado, no vayamos a hacer daño a alguien!
