Vaya por delante que en España se elaboran grandes vinos a lo largo y ancho de toda su geografía, pero también es cierto que hay algunas zonas de producción más famosas que otras. Dentro de éstas entrarían la Rioja y Ribera del Duero.
Ambas comparten unos kilómetros “mágicos” de alta concentración de bodegas que elaboran algunos de los mejores vinos españoles. Son las llamadas “Millas de Oro”.
En Ribera del Duero, denominación con 115 kilometros de longitud, su “Milla de Oro” se concentra en 15 kilometros, en la carretera que va desde Peñafiel hasta Tudela de Duero. Esta “milla” recorre las bodegas más emblemáticas de la Ribera: Pago de Carraovejas, Alión, Hacienda Monasterio, Vega Sicilia, Pingus, Aalto, Abadia Retuerta, Pesquera…
En la Rioja también tienen sus “Millas de Oro”. La primera se sitúa en el pequeño pueblo de San Vicente de la Sonsierra, dónde nos regalan vinos como el San Vicente, el Benjamín Romeo, el Macán…
La siguiente la encontramos entre los pueblos de Laguardia y Páganos, con los vinos Viña El Pisón, La Nieta o El Puntido (de la bodega Viñedos de Páganos)…
Y por último llegamos hasta la población de Haro donde se ubica la “Milla de Oro de Vinos Clásicos”, en el Barrio de la Estación, donde se encuentran las bodegas con tal vez más solera e históricas del país: López de Heredia, La Rioja Alta, CVNE, Muga o Roda.
Sin duda es normal, hasta cierto punto, que éstas sean las zonas más conocidas del país, pero insistimos que hay muchas otras que también podrían tener su «Milla de Oro» fundiendo los racimos en lingotes líquidos. Unos y otros, sean de la zona que sean, son capaces de transformar el paisaje en obras de arte irrepetibles.
