Las vides en la zona norte de Portugal son muy famosas desde hace siglos. En esta región se encuentran dos de las denominaciones de origen más conocidas a nivel mundial:

Vino de Oporto

Elaborado en la región del valle del Douro bajo estrictas normas de producción desde que la uva es sembrada, es uno de los vinos con denominación de origen más antiguos del mundo.

La principal particularidad de este vino licoroso es su dulzor. Este rasgo tan característico del Oporto no está en la uva, que debe crecer en suelos no graníticos, sino que se consigue en el proceso de fabricación, al interrumpir la fermentación del mosto por la adición de aguardiente vínico.

Otras características peculiares de este vino son: riqueza e intensidad de aromas, persistencia del sabor, un volumen alcohólico elevado (entre 19 y 22 grados) y su diversidad de colores, puede variar entre el retinto y el dorado claro, siendo posible todos los tonos intermedios.

Según el tipo de envejecimiento (ya sea en botella o en barrica), los vinos de Oporto se pueden dividir en dos grandes categorías. Por un lado están los vinos estilo Ruby (madurados en botella), que mantienen el color tinto -más o menos intenso-, el aroma afrutado y el vigor de los vinos jóvenes.

Y por otro lado encontramos los vinos estilo Tawny (madurados en barricas o toneles) que se obtienen mediante la mezcla de vinos de grado de maduración variable y de varias añadas. Sus aromas recuerdan a frutos secos y a madera, y su color es más claro.

También existe el vino de Oporto blanco, aunque menos afamado. Está hecho con uvas que no entran en contacto con el mosto y fermentado en grandes barriles de roble.

Vinho verde

Proviene de la región de Minho, una zona con clima soleado y bastante lluvioso.

La vendimia para elaborar este vino es más temprana de lo normal. Esto es lo que otorga al vinho verde una de sus características más significativas: un gusto ligeramente gasificado (aguja), procedente del carbónico natural de la uva.

Los racimos son prensados a baja presión y la fermentación se realiza a temperaturas controladas de entre 18 y 20 grados. Todo esto se traduce en un vino blanco joven con muy poca maduración, fresco y ligero, de acidez natural, con suaves aromas frutales y florales, y un contenido en alcohol entre 8,5 y 11,5 grados.

La singularidad de estos vinos es el resultado no solo de las características del suelo y el clima, y de las variedades de uva autóctonas; sino también de la forma de hacer crecer las vides. Llama la atención la altura de las viñas, plantadas en los valles engarzadas en los árboles o en forma de bancales sobre pérgolas con altos postes de granito.

 

Categorías: Regiones

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