Muchas veces, cuando vamos a abrir una botella de vino, nos preguntamos si debemos decantarla o no. Decantar es un método físico de separación de mezclas.
Al principio, los decantadores se utilizaban precisamente para separar los sólidos que pudiera tener el vino y darle una apariencia más agradable. Sin embargo, más tarde, se descubrió que el proceso también aireaba el vino y el resultado daba una mejor expresión aromática.

Escucharemos, pues, a gente partidaria de decantar los vinos para que puedan expresarse mejor, y otros dirán que los vinos pueden o no pasar por este proceso ya que pueden ganar o perderlo todo.

Pero, ¿qué es lo que debemos hacer?
Lamentablemente, no existe una formula matemática que nos diga cuáles son los vinos a decantar y cuáles no. Y es que algunos vinos mejorarán, mientras que otros perderán todas sus características.
Podemos decidir decantar un vino básicamente por dos motivos:

  • Si queremos separar los sedimentos existentes. En este caso es recomendable dejar la botella en posición vertical unas horas antes de decantar.
  • Si pensamos que aireándolo podemos conseguir una mejoría. Aquí, debemos ser conscientes que el resultado es incierto y nuestro vino puede mejorar o no.

Podemos, pues, decantar el vino que se nos antoje, pero debe quedar muy claro que decantar no es sinónimo de mejorar un vino. Como recomendación personal os diríamos que aunque es un proceso más lento, cualquier vino puede evolucionar en copa y con tiempo suficiente podemos disfrutar de él en todo su proceso de cambio.

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