La crianza es un proceso que dura un determinado periodo de tiempo al que se someten algunos vinos, procedentes de ciertas uvas con cualidades específicas.
Se trata de una técnica que permite la evolución y maduración, dando lugar a un vino con características propias, con el denominado “bouquet” (características de color, aroma y sabor que sólo se consiguen con el tiempo). A partir de este procedimiento tendremos un crianza, un reserva o un gran reserva.
TIPOS DE VINOS QUE SE SOMETEN A LA CRIANZA
Existe la creencia de que tan sólo los vinos tintos se pueden someter al proceso de crianza pero no es así, los vinos blancos producidos con uva Chardonnay, Macabeo, Verdejo y Viura son aptos para la crianza. También se someten a crianza cavas y vinos generosos con denominaciones de origen de Jerez, Montilla Moriles o Manzanilla de San Lúcar de Barrameda.
APTITUDES PARA LA CRIANZA
Existen ciertos elementos que determinan los vinos que pueden pasar por el proceso de crianza. El que un vino se pueda criar o no depende de la variedad de la uva, la calidad de la añada y el tipo de elaboración que se le dé. También se debe tener en cuenta el coupage, la mezcla de uvas del vino en cuestión para resaltar las mejores virtudes de cada uva en el vino.
DOS FASES FUNDAMENTALES
CRIANZA EN MADERA (Fase Oxidativa): en barrica de roble, americano o francés. En este periodo se produce la oxidación de los vinos y adquieren los taninos. Sometido a una suave pero prolongada oxigenación, lo que hace evolucionar el vino. La madera aporta componentes propios que se unen a los del vino mejorándolo, interviniendo en el sabor y el olor.
CRIANZA EN BOTELLA (Fase Reductora): después de pasar un determinado tiempo en la barrica el vino pasa a la botella, se reduce la presencia de oxígeno y su maduración se hace más lenta, haciendo que los sabores y aromas adquiridos en la fase de madera se potencien, generándose el “bouquet” del vino.
Las botellas han de reposar en posición horizontal para que la ausencia de oxígeno sea total.
CLASIFICACIÓN SEGÚN TIEMPO DE CRIANZA
No hay delimitado un tiempo específico de crianza, depende de varios factores. Los vinos acogidos a las Denominaciones de Origen tienen regulado el tiempo de crianza por norma.
Jóvenes: Vinos del mismo año de cosecha o de segundo año, según la denominación de origen. No pasan por la crianza en barrica, van del depósito a la botella.
Una cata: Borsao Selección 2012 del Campo de Borja.
Semi-crianza: hoy en día, se trabajan ciertos vinos que se consideran de semi-crianza ya que pasan entre 3 y 6 meses en barrica antes de ir a la botella. Mantienen la frescura y la fruta del vino joven pero son más redondos en boca.
Una cata: Pétalos del Bierzo 2011
Crianza: maduran durante dos años, deben permanecer como mínimo 6 meses en barrica.
Una cata: Matsu El Recio 2011 de la D.O. Toro.
Reserva: deben madurar durante 3 años. 18 meses, como mínimo, han de permanecer en barrica y 2 años de reposo en botella.
Una cata: Azpilicueta Reserva 2007 de la Rioja.
Gran Reserva: el vino debe envejecer, al menos, 18 meses en barrica y 42 en botella. Como mínimo necesita 5 años de envejecimiento. A esta «generación» tan sólo llegan cosechas excelentes y representan la máxima expresión de la viticultura, presentándose como una «eclosión» de aromas, sabores y colores.
Una cata: Muga Padro Enea 2005 de la Rioja.
¿Con cuál os quedáis? ¡La elección es difícil! Dependiendo de la ocasión cualquiera de ellos es el acompañante perfecto.
