Los llamados «Master of Wine«, son, sin lugar a dudas, los máximos prescriptores dentro del mundo del vino.
The Institute of Master of Wine fue creado en Londres en 1955 buscando la excelencia en el aprendizaje y difusión del mundo del vino.
Podría resultar paradójico que un país donde la producción de vino es prácticamente nula cree el título más importante y prestigioso, pero es cierto que el Reino Unido es uno de los mayores consumidores mundiales de vino.
¿Que hay que hacer para ser MW?
Para llegar a poder optar al Master of Wine, primero tendremos que aprobar los cuatro niveles del WSET (Wine & Spirit Education Trust) o presentar una titulación de alto nivel en enología.
Una vez acreditadas estas titulaciones se puede optar a entrar en Master of Wine siempre que haya dos Master of Wine que confíen en tí y hagan de «padrinos» para que te acepten en el Institute.
A partir de aquí, dos cursos llenos de dificultad para aprender sobre viticultura, enología y vinos de todo los mundo.
Si se consigue pasar los dos cursos, ya estás listo para el durísimo examen final en Londres. Si se aprueba este examen, finalmente toca realizar la tesis para poder obtener finalmente el tan ansiado «MW».
Normalmente, las personas invierten unos cinco años para poder conseguir el título y poder situarse en el olimpo del mundo vinícola.
¿Qué tareas desarrolla un MW?
El conocimiento de vinos de los Master of Wine es realmente espectacular, sus catas son precisas, tienen un vasto conocimiento de cada una de las distintas variedades, zonas, climatologías y todo lo que rodea al vino. Son maestros a la hora de hablar de estilos de vino y tendencias… en definitiva, son la élite vitivinícola.
Se pueden dedicar a hacer de winemakers, escritores… pero sobre todo realizan tareas de asesoramiento de bodegas a la hora de elaborar un vino.
MW vs Sumiller
No deberíamos comparar un MW con un sumiller ya que éstos provienen en su origen de los restaurantes y además no hay que olvidar que el sumiller no se limita tan sólo al vino, sino a todos los productos que hay en el restaurante.
Es cierto que el nivel vinícola de los MW roza la perfección, pero el vino, a parte de ser un producto, es emoción, con lo que saber maridarlo con un alimento es quizá el mayor placer terrenal 😉
