Ahora más que nunca apreciamos lo natural y sano. Los vinos biodinámicos se engloban en los denominados vinos ecológicos; sin embargo, su proceso de elaboración es más complejo que cualquier otro tipo de producto orgánico.

Todo comienza en 1924 en la actual Polonia, donde el filósofo Rudolf Steiner, tras escuchar la preocupación de los agricultores sobre los fertilizantes que estaban utilizando y viendo que la tierra perdía fuerza, propone una serie de cambios en la agricultura de la zona basada en el equilibrio mineral, vegetal y animal. En otras palabras… Una forma de hacer agricultura autosuficiente en cada casa, utilizando ingredientes de la zona.

Siguiendo este principio, el vino se elabora con componentes puramente naturales -sin intervención de procesos industriales. Además, se usa un calendario astronómico que rige las épocas de cosecha, poda y recolección de la uva según el recorrido de la luna a través de las doce constelaciones del zodíaco.

El abanderado de la viticultura biodinámica es Nicolas Joly y su gran vino Coulée de Serrant. Joly -preocupado porque los vinos estaban perdiendo su terroir, su originalidad y el carácter que le da la tierra- comienza a trabajar en el producto Coulée de Serrant de manera biodinámica y comprueba, que a través de estas técnicas, el vino está más vivo.

El calendario se rige por las posiciones de la luna y establece cuatro días que producen cuatro vinos de características diferentes:

  1. Día Fruto: el satélite se encuentra en una constelación de fuego. El vino es más explosivo y potencia sus matices frutales.
  2. Día Raíz: la luna está en una constelación de tierra. Los vinos son más apagados.
  3. Día Flor: la luna se encuentra en una constelación de aire. Los matices florales cobran intensidad y son los protagonistas de la bebida.
  4. Día Hoja: la luna está en una constelación de agua y marca más acidez y amargura.

Dejando a un lado la parte más esotérica de esta práctica, sí es cierto que, al igual que sucede con otros procesos naturales, la luna influye en la elaboración de esta bebida. No obstante, el aspecto más importante de este vino es que se elabora sin aditivos artificiales, siguiendo un método totalmente artesanal y, por este motivo, es necesaria una materia prima de excelente calidad si queremos que el producto final satisfaga el paladar de los consumidores.

Cada día son más valorados por el mercado los vinos biodinámicos, ecológicos y naturales. Muchos de los grandes vinos del mundo, como Pingus de Peter Sisseck, trabajan en biodinámico aunque no estén certificados.

 

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